Llegamos a Berlín el 19 de marzo a media noche, recargamos pilas y a la mañana siguiente estábamos más que preparados para salir a patearnos la ciudad, o más bien, recorrerla en bici! A las 11:00 ya estábamos callejeando por el carril bici, pasamos por delante del muro de Berlín más turístico a toda velocidad, cruzamos el canal y rumbo hacia la zona más underground y de las menos conocidas de la ciudad y paramos para comer a orillas del canal una pasta al pesto rosso de lo más rica!
En cuanto terminamos, de nuevo montamos en las bicis y rumbo al aeropuerto abandonado de Tempelhof, donde pudimos disfrutar de las pistas de aterrizaje para coger muchísima velocidad y hacer un poco el canelo! Y cuando llegaba la hora de la caída del sol, fuimos a sentarnos en unas gradas especialmente diseñadas para disfrutar de la puesta, una maravilla.
Se fue el sol y llegó el frío helador berlinés, cogimos nuestras bicis y rumbo a merendar una tartita y un café caliente! Y en cuanto calló la noche, decidimos aparcar a nuestras aliadas y salir a caminar por la gran avenida que une la Puerta de Brandemburgo con Alexander Platz, disfrutando mientras de las vistas: La Universidad de Humble, la Catedral, la Isla de los Museos...
Y cuando pillamos la cama... Caímos rendidos!
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