Inspiración o marketing?

Desde hace un tiempo a esta parte las redes sociales, la blogosfera y los website se han vuelto absolutamente locos con el streetstyle (yo personalmente, me incluyo). Fotografiar a la gente y su forma de expresarse a través de la ropa por la calle, algo que comenzó con Sartorialist y Scott Schuman a la cabeza. Era algo novedoso, algo muy de "a pié". Una buenísima herramienta cazadora de tendencias que podía propagarse al rededor del mundo. Algo que comenzó hace unos años y ahora más que nunca está pisando fuerte.

Pero el streetstyle que más nos gusta a todos admirar es el previo a los desfiles y semanas de la moda de las ciudades más chic del mundo. ¡Qué maneras de combinar la ropa! ¡Qué locura! ¡Qué imaginación! ¡Cuántos estampados y tendencias! Y cuánto dinero. Aunque eso sí, parece más la propia pasarela que un streetstyle, realmente no sabemos cuánto de verdad hay detrás de cada outfit aparentemente real y creado por una misma, la corrupción y el marketing parece que llega también a estos sectores y se convierte en una manera de promocionar marcas y prendas difíciles de llevar. Las itgirls del momento se han convertido en meras perchas, las perchas de los diseñadores y su firma. Por esto es que de tanto gustarme el streetstyle más puro a ver todo este ámbito convertido en dinero y marketing, me he llegado a aburrir, y ya no le presto ningún interés.

Quizás esto no pase solo conmigo, puede incluso que su plan de marketing llegue a fracasar de aquí a unos años, todo depende del ojo con el que se mire. Las personas que siguen las tendencias hasta sus últimas consecuencias, lo aplaudirán, yo no. Lo que se supone que deberían de ser outfits naturales e improvisados, se ha convertido en un desfile de moda caro  y disfraces del que las personas normales no pueden sacar ningún provecho, quizás alguna idea, pero nunca van a poder hacerse con esas prendas.

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